Bajo el sello y auspicio del Instituto de Estudios Hist�rico Mar�timos del Per�, ha visto la luz el libro de Bruno Guti�rrez Torero cuyo t�tulo completo es Puerto de libertad. La independencia vino por el mar: antecedentes y consecuencias de los desembarcos patriotas en Huacho en 1819 y 1820. Se trata de un esfuerzo importante en el que hace manifiesta una labor de acuciosidad, paciencia y esp�ritu de investigaci�n, poniendo el meridiano del trabajo en destacar la importancia de Huacho no solo debido a su ubicaci�n estrat�gica en la costa central de nuestro pa�s y en el desarrollo que hab�a tenido como eslab�n comercial y punto de embarque de productos agr�colas y pesqueros de la regi�n, sino en su papel en la historia del proceso emancipador.

Teniendo el deseo de destacar la insigne figura de Lord Thomas Cochrane, el autor hace gala de innegables recursos documentales, algunos in�ditos, realmente interesantes que son fruto de haber consultado diversos repositorios documentales en varias latitudes del continente. Todo ello reafirma la idea central y necesaria de rescatar y repetir: la independencia vino por el mar y esta precisi�n es de vital importancia para la historia pues quiz� haciendo una generalizaci�n, pensamos que el primer impulso libertario nos llega por tierra con las huestes de San Mart�n y prestamos, quiz�, poca atenci�n a que ese ej�rcito libertador necesit� y se sustent� en la pericia y arrojo previo de marineros que se acantonaron primero en puertos del sur y luego en el norte de Lima, en Huacho y desde all�, esas fuerzas se convirtieron, poco a poco, en un eje de quiebre del poder�o naval espa�ol, que ya para entonces empezaba a venir a menos. Y en cada lugar en donde recalaron, fueron conquistando la voluntad de los lugare�os, haciendo de la idea de independencia, un objetivo, un ideal, una pasi�n.

Cochrane se percat�, como �l mismo dir�a, que la �pasiva defensa adoptada por los espa�oles en el Callao�, le permit�a a �l cierto margen de maniobras y en nuestro puerto, se encontr� con una poblaci�n �vida de servir y de participar, lo que le dio pie para hacer varias incursiones mar�timas hacia la capital y lanzar un primer bombardeo en el a�o 1819. No todo fue siempre �xito pues sabemos que, por ejemplo, tuvo que dejar la corbeta Chacabuco en el Callao hasta que ese mismo a�o se hizo de la fragata Esmeralda con lo que, el poder�o naval espa�ol, recibi� una estocada de muerte y, con m�s holgura, Cochrane debilit� a�n m�s la defensa del puerto lime�o y ello facilit� dar otros pasos como fue tomar el pueblo de Huaura para programar desde ah� el avance definitivo de San Mart�n, quien pis� Huacho el 12 de noviembre de 1820 y desde all� se dirigi� a Huaura.

Sabemos, por cierto, que en ese lugar sucedieron hechos fundamentales para nuestra historia. M�s all� de la proclamaci�n y la arenga dada desde el balc�n de la plaza, que consideramos como un grito de libertad, ya sin miedo ni tapujos pues no hab�a sido posible entendimiento alguno con la autoridad espa�ola a�n en Lima, fue all� donde se estableci� el cuartel general de mando y organizaci�n y se articularon todas las acciones previas a la proclamaci�n de la Independencia del Per� el 28 de julio de 1821. All� se redact� y expidi� el �Reglamento Provisional� que podemos entender como el primer intento de un ordenamiento jur�dico de la nueva entidad pol�tica del Estado en ciernes.

Como se trata principalmente de una publicaci�n documental, deseo detenerme tan solo en algunos temas puntuales del trabajo de Bruno Guti�rrez Torero. En primer lugar hago un alto en el cap�tulo IV titulado �Primer desembarco en Huacho� porque pone de manifiesto las peripecias, angustias y necesidades de la flota patriota y la decidida voluntad de Cochrane de demostrar a los lugare�os, lo hace mediante una proclama, que la causa de la independencia ha de ser la causa de todos y lo hace con elocuentes frases como las siguientes: � No prest�is o�dos a las insidiosas voces con que con que los hombres empedernidos de Espa�a tratan de atar vuestra suerte a la de su despotismo agonizante... al acercarme a vuestras costas nunca dejar� de ser enemigo del opresor...� y fue quiz� esa actitud la que le granje� la confianza del llamado norte chico que aun en momentos de represi�n realista, supo apoyar la causa de la libertad que llegaba por sus costas. As� se explica que la poblaci�n que lo recibe lo acoja con especial j�bilo y entusiasmo suficiente como para proclamar su independencia 5 de abril de 1819 y ese hecho, que lleg� a o�dos de virrey Pezuela, quien estaba ya en las postrimer�as de su gobierno, le hiciera intentar tomar acciones de represi�n que, sin duda, fueron infructuosos a pesar de las represalias contra las autoridades locales ya que la euforia por la independencia, era contagiosa no obstante podr�a pensarse que no se ten�a una clara idea de cu�l ser�a el ma�ana luego de la ruptura con Espa�a, pero el hoy, era por la libertad y ese esp�ritu de arrojo a�n ante lo desconocido, referido al pueblo de Supe y posteriormente de otros lugares, ha pasado a los anales de nuestra historia, lo que se verific� aun antes de la llegada de San Mart�n a puertos norte�os, lo que sucedi� reci�n el 20 de noviembre de 1820.

Otro cap�tulo que quisiera comentar en breve es el XVII titulado �El armisticio de Miraflores�, referido a las primeras conversaciones que se tuvo en ese balneario lime�o entre el 30 de setiembre y el 1 de octubre de 1820, entre los representantes del virrey Pezuela y los delegados de San Mart�n tema sobre el que Guti�rrez Torero abunda en ofrecernos documentos. Esas conversaciones, que arriban a un brev�simo armisticio pasaron casi inadvertidas cuando se record� el bicentenario y por ello, me permito resaltar solo dos detalles que me parecen importantes para relievar esos hechos: el que esas conversaciones, como era evidente, no pudieron arribar a ning�n entendimiento y ello signific� el final del gobierno de Pezuela quien fue depuesto por Jos� de La Serna y, sobre todo, que puso de manifiesto, la inquietud que exist�a en un sector de la poblaci�n lime�a, como es el caso de Hip�lito Unanue quien habiendo participado como parte del grupo enviado por el virrey, comprendi� prontamente que la independencia era una realidad inevitable, necesaria y conveniente y que, de muchas maneras, �l mismo la hab�a ya deseado y expresado cuando escribi� su famosa �Idea general del Per�� con que se inici� la publicaci�n del Mercurio Peruano en 1791.

Podr�amos ir comentando as�, cap�tulo por cap�tulo, sin restarle valor ni importancia a ninguno de los que conforman esta publicaci�n que se aboca a esos a�os de profunda tensi�n, cuando todos los frentes estaban exacerbados, se viv�a no pocos personalismos, mucha incertidumbre y rivalidades inevitables, incluyendo el quiebre de la relaci�n de amistad y compromiso entre San Mart�n y Cochrane que finaliza de manera dolorosa entre y para ambos y ser� el lector el que juzgue el actuar de los personajes involucrados.

Estimo que se trata de una publicaci�n que ser� de consulta necesaria pues el autor nos ofrece el resultado de un trabajo de acopio documental que permitir� conocer nuevos detalles de esos a�os a los que la publicaci�n est� referida. Desde mi perspectiva, la etapa del proceso emancipador sigue siendo una veta de grandes posibilidades de estudio y conocimiento y quiz� el que se nos haya privado de una gran celebraci�n por el bicentenario, puede ser un acicate para motivar a�n m�s una reflexi�n profunda sobre nuestro origen primigenio como Estado y encontrar en cada uno de nosotros, precisamente en estos tiempos de tanta confusi�n, los fundamentos profundos de nuestra conciencia y convicci�n del valor de libertad, el sentido de Naci�n y la noci�n de Patria.

Fotograf�as del d�a de la presentaci�n del libro en Huacho, el 22 de marzo del 2023